Texto publicado en pastoralsj
FRENTE A LA CULTURA DE LA QUEJA
Es curioso cómo a menudo uno se descubre
protestando por casi cualquier cosa. Siempre encuentras motivos para
sacar punta a la realidad. Siempre hay fisuras, problemas, la realidad es
incompleta y se pueden hallar, en los otros, aristas inconvenientes. Y ante
ello, se impone protestar,
porque si no, te pisan, te ningunean, o te tienes que comer los marrones de
otros. Y así, se van sumando voces al coro de lamentos. Todos podemos protestar, unos de
otros. Se queja el estudiante de los profesores, estos de los compañeros,
todos de la dirección. Los hijos protestan por los padres, y estos se
lamentan de lo ingobernables que se han vuelto sus críos. Se quejan los
creyentes de la sociedad secularizada que ataca y critica. Los no creyentes
de
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