miércoles, 5 de noviembre de 2014

"MIRAD LO QUE ESTÁ PASANDO"

UNO DE NUESTROS LECTORES NOS HA ENVIADO ESTE TEXTO CON EL DESEO DE DAR A CONOCER UN RESUMEN UN DISCURSO DEL PAPA FRANCISCO. LO PUBLICAMOS AUNQUE ESTÉ EN OTROS MUCHOS MEDIOS.

 El discurso es claro, en lenguaje que todos entienden. Vale la pena leerlo aparte del pequeño resumen de abajo y ver la versión personal del PowerPoint que adjunto 

INVITACIÓN A LEER EL DISCURSO DEL SANTO PADRE, FRANCISCO, A LOS PARTICIPANTES EN EL ENCUENTRO MUNDIAL DE MOVIMIENTOS POPULARES, El Martes 28 de octubre de 2014.

Adjunto una presentación de resumen hecha por Juan Valentín Fernández de la Gala, y destaco lo que creo que puede despertar nuestro interés por este discurso.

El papa considera este encuentro un signo: “vinieron a poner en presencia de Dios, de la Iglesia, de los pueblos, una realidad muchas veces silenciada. ¡Los pobres no sólo padecen la injusticia sino que también luchan contra ella! Practican esa solidaridad tan especial que existe entre los que sufren, entre los pobres, y que nuestra civilización parece haber olvidado”.

Habla sobre la palabra SOLIDARIDAD. Es mucho más que realizar actos de generosidad esporádicos. Es pensar y actuar en términos de comunidad, es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, es enfrentarse a los destructores efectos del Imperio del dinero.
Esa solidaridad no responde a una ideología. Asisten al encuentro con realidades, no con ideologías. No se puede abordar el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias de contención que únicamente tranquilicen conciencias. El papa desea que “ese viento se transforme en vendaval de esperanza”, con un anhelo muy concreto: tierra, techo y trabajo. “Es extraño pero si hablo de esto para algunos resulta que el Papa es comunista”, pero esa es la doctrina social de la iglesia. Se detiene en las tres palabras del lema del encuentro:

TIERRA: hay una relación con la tierra que está poniendo a la comunidad rural y su modo de vida en riesgo de extinción, y que tiene otra dimensión global: el hambre, entre cuyas causas destaca la especulación financiera que condiciona el precio de los alimentos. Cita el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia para afirmar que “la reforma agraria es además de una necesidad política, una obligación moral”.

TECHO: una casa para cada familia. Un techo, para que sea hogar, tiene una dimensión comunitaria, y es el barrio. Es bueno que haya espacios que conectan, relacionan, favorecen el reconocimiento del otro. Ni erradicación ni marginación: hay que seguir en la línea de la integración urbana. Sigamos trabajando para que todas las familias tengan una vivienda y para que todos los barrios tengan una infraestructura adecuada, y todas las cosas que crean vínculos, que unen, acceso a la salud, a la educación, y a la seguridad en la tenencia.

TRABAJO: no existe peor pobreza material que la que no permite ganarse el pan, y privar de la dignidad del trabajo. El desempleo juvenil, la informalidad, y la falta de derechos laborales, no son inevitables, son resultado de una previa opción social, de un sistema económico que pone los beneficios por encima del hombre. En el centro de todo sistema social o económico tiene que estar la persona, imagen de Dios, creada para que fuera el dominador del universo. Cuando la persona es desplazada y viene el dios dinero sucede esta translocación de valores. Hay sistemas económicos que para sobrevivir deben hacer la guerra. Un sistema centrado en el dios dinero necesita también saquear la naturaleza para sostener el ritmo frenético de consumo.

Se ha globalizado la indiferencia: a mí ¿qué me importa lo que les pasa a otros mientras yo defienda lo mío? El mundo se ha olvidado de Dios, que es Padre; se ha vuelto huérfano.
Los movimientos populares expresan la necesidad de revitalizar nuestras democracias, crear nuevas formas de participación que incluya a los movimientos populares y anime las estructuras de gobierno con ese torrente de energía moral, que surge de la incorporación de los excluidos en la construcción del destino común. Y esto con ánimo constructivo, sin resentimiento, con amor.

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