Amigos
fuertes de Dios: Teresa de Jesús y Pedro Poveda
Centro
Cultural DARI 28/1/2015 Maribel Sancho
Les tengo que confesar que me ha costado elegir
qué forma darle a mi intervención, porque entendía que cuando las organizadoras
del programa unían a Teresa y a Poveda bajo el epígrafe de amigos fuertes de
Dios, querían que se les contemplara así, unidos bajo ese prisma tan sugerente:
amigos fuertes de Dios y no, Teresa
por un lado y Poveda por otro.
Por otro
lado, mi intervención forma parte de todo un ciclo de conferencias – muy bien
concebido- que van focalizando los aspectos más importantes de la vida y obra
de Teresa de Ávila. No debía repetirme.
Por ello, he decidido articular mi charla en dos
partes; por un lado vamos a poner en paralelo las biografías de Teresa y Poveda
desde el ángulo que se me ha pedido: amigos fuertes de Dios. Y para ello,
haremos tres incursiones en la vida de ambos, que lo prueban. Abordaremos en
primer lugar la amistad de Teresa y Poveda con el Señor. En un segundo momento,
me fijaré en la pasión por la Iglesia de ambos, hasta morir por ella, como
cristalización de esa amistad. Y, finalmente, el carisma de fundadores que los
dos recibieron, como verificación y fruto de una amistad probada.
En la segunda parte de mi intervención, voy a
intentar mirar a Teresa con los ojos de Poveda, lo recíproco no es posible por
las leyes de la cronología, para ver qué encontró Poveda en ella para darle a
su Obra su nombre, como señas de identidad y de la actualidad de su mensaje. «Desde el
principio de la Obra —escribe— fue mi propósito que las teresianas estudiaran,
conocieran, aprendieran y reflejaran en sus vidas el verdadero y genuino
espíritu de Nuestra Santa Madre Teresa de Jesús». Y mucho antes de pensar en la fundación de la IT él nos dice
que lo primero que hizo al llegar a Guadix fue introducir la imagen de Santa Teresa.
Quiere decir que desde muy joven Poveda siente por Teresa una gran atracción.