lunes, 15 de febrero de 2016

SIEMPRE ES TIEMPO DE MISERICORDIA


"...a MI ME LO HICISTÉIS
·      Enseñar al que no sabe, y tener la suficiente humildad de aprender del sencillo e instruido por la vida.
·         Dar buen consejo al que lo necesita, o sencillamente dar nuestro tiempo gratis para escuchar a quien lo necesita.
·         Corregir al que yerra, siempre y cuando mis propios errores me hagan bajar a comprender el error del otro.
·         Perdonar las injurias, con amor y humor, sin que te echen a perder tu autoestima. El que injuria puede necesitar tratamiento de profesionales en psicología.
·         Consolar al triste, con escucha, abrazos, pañuelos.
·         Sufrir con paciencia los defectos del prójimo, o lo que creo que son defectos: en la familia, al jefe, al compañero trepa o plasta en el trabajo, al vecino, etc.
·         Rogar a Dios por los vivos y las almas perdidas, aplicando la oración por los vivos que son los que más lo necesitamos, seguimos sin ver claro. Lo de las almas perdidas me crea confusión, pues Dios es infinitamente justo y pero también misericordioso. Releo aquello de “la misericordia se ríe del juicio” (Sant 2,13) y sé que Dios resuelve infinitamente.

Obras de misericordia corporales:
"...DADLES VOSOTROS DE COMER.."
·         Visitar y cuidar a los enfermos, especialmente a los de larga duración, a los que no tienen quien los visite, los que sólo puedes hacerles una caricia porque ya no te reconocen.
·         Dar de comer al hambriento, al que tenga cerca pero con la vista puesta en que más de dos tercios de la humanidad está en situación de hambre y necesidad de todo tipo.
·         Dar de beber al sediento, lo mismo que la anterior.
·         Dar posada al peregrino, al refugiado político que huye de situaciones de conflicto y muerte;  al inmigrante que huyen por motivos de supervivencia económica… ellos son más que peregrinos.
·         Vestir al desnudo: desde esta parte del mundo parece imposible que alguien pueda estar desnudo de vestido, con la gran producción de moda que nos caracteriza.
·         Liberar al cautivo, ayudándole mientras cumple condena y procurando que se libere de lo que le tiene preso interiormente.
·         Enterrar a los muertos… pienso en el  mar Mediterráneo convertido en un cementerio acuático en el que siguen muriendo seres humanos que no logran llegar a las fronteras de Europa.

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