martes, 22 de marzo de 2016

NOTICIAS DE ALIENTO

SARPI: Testigo de minoría profética

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HONAVAR, India.
SARPI es un proyecto que la Institución Teresiana desarrolla en Honavar, India. Nancy Fernandes relata en primera persona los retos y las esperanzas de una tarea de transformación persona a persona y comunidad a comunidad, gracias a la visión compartida de una minoría profética.
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Al lado de la carretera principal de Honavar se levantan dos edificios que llaman la atención porque no parecen estar dentro de la típica configuración arquitectónica que se encuentra en esta parte tranquila y apenas conocida del subcontinente de la India. Dentro de estos dos edificios podemos encontrar actividades laborales, programas de educación, personal dedicado, testigos de una visión que se lleva a cabo creyendo en todo lo que vale la pena invertir para que las personas pueden tener su dignidad. Personas que de otro modo permanecerían sin voz y olvidadas, atrapadas en la pobreza y en una cultura vallada por su propio sistema de castas que sigue siendo muy fuerte en la practica, y si no es aceptado legalmente, evita que muchos de ellos puedan  adquirir los derechos que, humanamente hablando, son intrínsecamente suyos.


En el segundo piso del edificio SARPI (acrónimo en inglés de Sociedad para el Avance de la población rural de la India), se pueden encontrar varias mujeres, en su mayoría hindúes, a las que se les provee de medios de sustento y formación para coser Kurtas, la blusa tradicional o vestimenta en la India que ahora ha llegado a la cultura de la moda en muchas partes del mundo. Hay mujeres que mientras que trabajan en el centro se encuentran a sí mismas como seres humanos que contribuyen, no sólo para mantener a sus familias, sino sobre todo para afirmar su valía a través de habilidades que han perfeccionado en este medio de vida. Cuando llegan a SARPI se les apoya como personas con una dignidad propia, mujeres que de otro modo serían "invisibles" en sus comunidades, entre los hombres de sus pueblos. Ellas diseñan, cosen, se mejoran a si mismas para alcanzar un control de calidad que hará que sus productos sean competitivos en el mercado del negocio kurta.

Escuela especial Pedro Poveda

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Dentro de la propiedad hay una guardería con 36 niños del barrio, muchos de los cuales están subvencionados por el proyecto. A tres kilómetros de distancia, yendo en triciclo o riksha, o en una motocicleta, está la Escuela Especial Pedro Poveda con 29 niños con necesidades especiales. Allí el hecho de que pueden conseguir que un trozo de hilo pase a través de una bobina suscita en cada uno una sonrisa de satisfacción por el logro, que implica días o incluso semanas, de paciencia por parte de sus profesores y la determinación por conseguirlo por ellos mismos. Los niños son recogidos en sus casas por la furgoneta de SARPI y son llevados de vuelta después de un día de trabajo en la escuela o una excursión organizada.

Biblioteca pública

En el segundo piso de edificio está la biblioteca pública de SARPI, abierta al público como un lugar para estudiar, para leer un periódico, o para acceder a libros que no se encuentran en las bibliotecas públicas en Honavar. Además, una biblioteca móvil que sirve a 16 escuelas públicas. El personal de SARPI que gestiona la biblioteca ofrece tutorías, lectura y juegos educativos.

Concurso Srta. María Careaga

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La biblioteca móvil, el programa de autoayuda comunitaria y el programa de acompañamiento organizan un concurso anual sobre conocimiento general entre las escuelas. Este concurso lleva el nombre de Srta. María Careaga, quien hizo posible el sueño de ofrecer educación a los niños de Honavar e inició el proyecto SARPI. Este año 200 niños han competido para que se reconozca, no a ellos mismos como individuos, sino a sus escuelas.

Liderazgo de las mujeres en sus comunidades

SARPI también tiene programas que promueven el liderazgo de mujeres en las comunidades, el programa de autoayuda y uno reciente y desafiante, el de acompañamiento entre las propias mujeres.
En un lugar donde a las mujeres ni siquiera se las considera como individuos, los esfuerzos para unirlas en una causa común, como ha explicado una de las participantes, cambió radicalmente la manera de verse a sí mismas. Poco a poco se fue produciendo un cambio en las comunidades sobre como ven el papel de la  mujeres.
En una reunión para organizar el Día Internacional de la Mujer, una joven en representación de su comunidad, expresó la necesidad de agua para su pueblo. Pedido que el gobierno parece no oir, incluso después de elevar la solicitud a los políticos locales. Las mujeres se sienten atrapadas entre un gobierno inadecuado que no responde y la actitud de sus propios hombres en contra de cualquier cambio en la tradición que perpetúe el papel subsidiario de la mujer. Precisamente una de las expectativas sobre las mujeres es que son las responsables de llevar el agua desde una fuente a kilómetros de distancia a sus aldeas. Pero con el apoyo del personal de SARPI no van a darse por vencidas.
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Una de las mujeres ha llegado a decir que es sólo a través de la educación como  se puede mejorar su comunidad. Muchos obstáculos son de naturaleza sistémica y están arraigados culturalmente. Hará falta más de una generación para efectuar un cambio.  Que por otra parte que nunca ocurrirá si las semillas de reforma no se plantan y se riegan en algún momento. SARPI ha comenzado a plantar las semillas de reforma en estas comunidades. Poco a poco la sociedad se transforma en lugares de Honavar, persona a persona, comunidad a comunidad, a través de su personal dedicado con pasión y la visión compartida de una pequeña comunidad profética que son los miembros de la Institución Teresiana en Honavar.
El Colegio Pedro Poveda de Jaén apoya este proyecto. La noticia en eldiario de Jaén.
Nancy Fernandes, desde Honavar.

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