miércoles, 22 de junio de 2016

Ramadán y Misericordia

 (Compartimos la lectura del artículo enviado por Loli)
Ramadán, un mes de misericordia

Por Amanda Figueras. Periodista, El Cairo
Ha llegado Ramadán. Los musulmanes dan gracias a Allah por dejarles alcanzar una vez más este momento tan especial; porque el mes islámico de Ramadán es un mes de ayuno que sirve para alimentar el alma, una oportunidad sin igual para experimentar su misericordia. “¡Oh, creyentes! Se les prescribe el ayuno al igual que fue prescrito a quienes los precedieron, para que alcancen la piedad” [2:183], dice Allah en el Corán.
Desde el alba hasta la puesta del sol, durante un mes, los creyentes deben abstenerse de comer, beber y de los placeres sexuales… pese a la dificultad que entraña la gran recompensa hace que Ramadán sea el mes preferido de muchos musulmanes. Y es queel ayuno no es en sí mismo una finalidad, sino que es un medio por el que alcanzar múltiples beneficios espirituales.


En Ramadán sólo deben ayunar aquellos para quienes la abstinencia no suponga ningún daño o un esfuerzo demasiado grande. “Dios desea facilitarles las cosas y no dificultárselas” [2:185].  Los enfermos, los ancianos, los niños, quienes se encuentren de viaje y las mujeres embarazadas no deben cumplir con el ayuno, siendo esto una muestra más de la misericordia de Allah.
Es precisamente eso, misericordia, lo que encuentran los musulmanes en Ramadán. Recuerdan que en este noveno mes del calendario lunar, que rige el calendario islámico, el Corán fue revelado al Profeta Muhammad. ¿Y qué mayor prueba de misericordia que la Guía para alcanzar el éxito en esta vida y en la otra? Dice Allah en el Corán: “Tú no esperabas que fuera a serte revelado un Libro, pero por misericordia de tu Señor [te reveló el Corán]. No apoyes [contra los creyentes] a aquellos que se niegan a creer” [28:86]
Los musulmanes se esfuerzan por completar la lectura y recitación del Corán durante este mes, siguiendo los pasos del Profeta Muhammad, que cada noche en Ramadán se encontraba con el ángel Gabriel para recitar lo descendido de la Revelación. Las mezquitas se llenan de creyentes en especial durante la noche y los actos de adoración a Allah se multiplican esperando la mayor recompensa prometida en este mes sagrado.
Ramadán es un mes en el que se aprende paciencia y perseverancia, en el que el vínculo directo de los musulmanes con Allah se refuerza y en el que también se estrechan los lazos entre los creyentes. Es un tiempo para hacer balance y arrepentirse de las faltas, mientras que los ángeles piden perdón por los ayunantes hasta que éstos desayunan. Es un mes en el que se abren las puertas del paraíso y se cierran las del infierno. Y por la misericordia de Allah, a quien ayuna con fe y devoción le son perdonados todos los pecados pasados.
Además es tiempo de limosnas, bien y caridad pues si todas las buenas obras son recompensadas, en este mes lo son incluso más. Y porque el ayuno es de gran ayuda para aprender a ponerse en el lugar de los desfavorecidos, de quienes ayunan porque no tiene nada que comer.

Los musulmanes invitan a otros a la mesa, ofrecen comida a los necesitados y en muchos lugares se organizan desayunos colectivos. La generosidad entre los vecinos crece.
En los países de mayoría musulmana es habitual que a la hora de romper el ayuno haya quien en la calle reparte dátiles y agua a los que aún van de camino a casa, para que puedan desayunar a tiempo.
Otra muestra de la misericordia de Allah con los creyentes en este mes es que les informó de la Noche del Destino (Lailat ul qadr), una de las noches de los últimos días del mes en la que rezar vale tanto como la adoración de 30.000 noches.
Ramadán tiene abundantes bendiciones, los creyentes sienten la misericordia de Allah para con ellos, y éstos a su vez son más misericordiosos para con sus conciudadanos.
“Y ayunar es mejor para ustedes, si supieran” [2:184].


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