miércoles, 25 de abril de 2018

‘Una vez leí en un libro…’: La lectura en las cartas teresianas

Leer fue para Teresa una pasión desde la infancia, cuando devoraba vidas de santos, o novelas de caballerías que la invitaban a soñar con amor y heroicidades. Luego, ya en su camino de madurez espiritual, los libros fueron maestros para ella, a falta de un acompañante que entendiera su alma. En un momento crítico como fue el de la publicación del Índice de Libros Prohibidos, Cristo se convertiría para ella en Libro vivo, pero no por eso desechó la lectura. Como madre fundadora, la inculcó siempre a sus hijas y la dejó estipulada en las Constituciones, insistiendo a las prioras que tuvieran siempre buenos libros en el convento, a los que consideraba tan necesarios para el alma “como el comer para el cuerpo”.


Uno de los autores que recomienda es el dominico Luis de Granada, coetáneo suyo, a quien, en una carta, le expresa su admiración en estos términos:
«De las muchas personas que aman en el Señor a vuestra paternidad por haber escrito tan santa y provechosa doctrina, y dan gracias a Su Majestad, y por haberla dado a vuestra paternidad para tan grande y universal bien de las almas, soy yo una»[1].
Pueden leer el artículo entero en Teresa de la rueca a la pluma. Muy interesante en los días del Libro

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