sábado, 12 de septiembre de 2020


 Queridas amigas del grupo de lectura, como sabéis estamos estudiando cómo iniciar nuestras actividades. Esperamos poder hacerlo con un pequeño grupo presencial  y el otro grupo por vídeo conferencia. Algunas habéis expresado ya vuestras preferencias. Por supuesto lo tendremos en cuenta y os iremos comunicando el lugar y la forma de hacerlo.

Hoy María que se incorporó este año, nos ha ofrecido un cuentecillo que me ha parecido muy expresivo para animar el rescoldo... Os lo mando con un fuerte abrazo y con el deseo de "encontrarnos" pronto.

Un cuento para empezar…

Un hombre, que asistía periódicamente a encuentros con sus amigos, de repente, sin avisar, dejó de participar en sus actividades.

Pasadas unas semanas, una noche muy fría, un integrante del grupo decidió visitarlo.

Encontró al hombre en casa, solo, sentado ante la chimenea. En ella ardía una hoguera brillante y acogedora.

Adivinando el motivo de la visita, el hombre le dio la bienvenida. Se hizo un gran silencio.

Los dos hombres sólo contemplaban la danza de las llamas alrededor de los troncos de leña que centelleaban en la chimenea.

Pasados unos minutos, el visitante, sin decir nada, examinó las brasas que se formaban y eligió una, la más incandescente de todas, y la retiró a un lado de la chimenea con unas tenazas.

Entonces volvió a sentarse.

El anfitrión prestaba atención. Al cabo de un rato, la llama de la brasa solitaria disminuyó hasta que, finalmente, brilló momentáneamente y su fuego se apagó. De repente.

En poco tiempo, lo que era una muestra de luz y de calor, no era más que un negro, frío y muerto pedazo de carbón.

Intercambiaron muy pocas palabras, aparte del saludo.

Antes de prepararse para marchar, el visitante volvió a coger ese trozo carbón, ahora frío e inútil, con las tenazas y lo volvió a poner en el centro del fuego.

Inmediatamente, ese carbón se volvió a encender, alimentado por la luz y el calor de las brasas que tenía a su alrededor.

El anfitrión le dijo: "Gracias por tu visita y por tu bellísima lección. Volveré al grupo".

¿Por qué se extinguen los grupos?

Muy simple: porque cada integrante que se retira reduce el fuego y el calor del resto.

A los integrantes de un grupo hay que recordarles que forman parte de la llama.

Es bueno recordarles que todos somos responsables de mantener nuestra llama (la de cada uno de nosotros) encendida, y que debemos promover la unión entre todos para que el fuego sea realmente fuerte, eficaz y duradero.

No pasa nada si, a veces, nos molesta que lleguen tantos mensajes al chat. Lo que es importante es estar conectados, algunos en silencio, otros muy activos, con nuestras diferencias de opinión y de carácter.

Los amigos estamos para conocernos, aprender, intercambiar ideas o, simplemente, para saber que no estamos solos, que hay un grupo de Amigos y Familia con el que podemos contar.

Mantengamos viva la llama.

Aunque algunos sólo envíen mensajes esporádica-mente, es bueno saber que mantienen su llama encendida.

¡Gracias a cada una de vosotras para formar parte de mi hoguera !

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2 comentarios:

  1. Muy bien expresado lo que es un grupo.Donde todos los participantes son importantes.Me ha gustado.Gracias
    Gloria

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