Francisco Alarcos
sobre “La alegría del amor”
Se trata de echar una mirada transversal para fijarnos más
detenidamente en lo sustantivo por la
novedad que aporta.
La primera impresión: es que uno se pregunta ¿para quién escribe el Papa? después
de dos sínodos, sobre la familia. ¿De qué familia habla? Sin duda ninguna tiene
en cuanta fundamentalmente a la familia occidental. Este documento llega más
directamente a los problemas que tenemos en occidente. Ni las familias
africanas, indias o de América andina tienen estos rasgos. Allí no se descarta
a los ancianos, ni se vive con tanta prisa etc. Quien vive la prisa somos
nosotros, luego podemos decir que no tiene una visión global es una simple
constatación. Hay capítulos, por ejemplo el 1,
en los que nos recuerda lo que todos sabemos…
En el II, nº 33 aparecen tres desafíos de nuestra
realidad: lo frágil de las relaciones,
el rechazo de la institución del matrimonio, y en tercer lugar
que nada es para siempre.
En el nº 34 Nos dice que la familia no es un lugar de
paso, sino un punto de anclaje en la que todo puede vivirse en libertad.
Y en nuestra sociedad en cambio se puede vivir en una gran orfandad de soledad.
Y la familia es un espacio en el que nos construimos como seres humanos.