FUE VERDADERAMENTE UN DELEITE ESCUCHAR AL PROFESOR SÁNCHEZ TRIGUEROS DISERTAR SOBRE TERESA ESCRITORA
Parte el conferenciante de su
intención de analizar la obra de la Santa desde el punto de vista “material” es
decir no entrando en el tema espiritual o místico. En su introducción nos
recuerda como en 1891 Menéndez Pidal no se atrevió a analizar la escritura de
San Juan de la Cruz desde ese punto de
vista porque dice la parecía un sacrilegio.
Los carmelitas animaban a
estudiar las obras de sus santos/escritores no sólo desde la espiritualidad. El
mismo S. Juan de la cruz invita a ver su obra también desde la materialidad de
la lengua e inspiración. Dice el santo de sus palabras: “algunas me las daba
Dios otras las buscaba yo” es la conciencia de su propio trabajo.
En 1942 centenario de su
nacimiento los estudiosos de su obra vencieron la reticencia del estudio
material de su escritura, considerada divina, como un fenómeno literario.
Abrió
el fuego crítico Dámaso Alonso. Y Emilio
Orozco pone de relieve la oralidad de una poesía para ser cantada. La valiosa aportación
de Orozco fue situarla dentro de la tradición carmelitana: poesía cantada para
ayudar a la transmisión y a la participación colectiva, y desde los bellos
sonidos ir a la divinidad…
Se podrían añadir otras
composiciones de carmelitas que llenan la poesía de sentido divino y que vienen
a ser un instrumento espiritual de la Contrarreforma.
Pasando a Santa Teresa se
pregunta ¿cómo entender valores en su escritura?
En Teresa se da el encuentro de
dos trascendencias: una le viene por su fe, la otra se convierte en un arte de
la trascendencia que quiere hacer llegar a otros… en ella no hay quietismo, ni
egoísmo… sino acción positiva en su escritura de dar a conocer lo que es la
vida espiritual… estando en esos ímpetus, compuso canciones a lo divino, inspirada
en los villancicos del cancionero para declarar su estado y
todo un lenguaje
más adecuado para declarar su sentir.
Con el canto lleva la máxima tensión
expresiva que no tiene el simple recitado. Cuenta la anécdota que una noche
salió la santa cantando de su celda y todo el convento se puso a cantar con ella. La plenitud de esos poemas es el canto. San Juan de la Cruz hace en cambio una
métrica más culta.
Pasamos al comentario de la prosa:
en primer lugar resalta el hecho de que es una mujer leída y culta…tiene conocimiento
de la literatura que se dedicaba a contar.
En segundo lugar la retórica, el
ornato; para ella lo primero es servirse de la escritura para entrar en su
interioridad. Ella “se oye”, es una fidelidad oyente, "habrá de ir como saliere,
sin concierto"… declara que no sabe lo que va a decir… y lo quiere hacer para
que lo entiendan. Dice “gusto más de las maneras de expresarse de un
pastorcillo que de las altas teologías2…su escritura es una autorrevelación… es
un estilo derramado.
Cuando empieza a escribir tiene
ya 40 años, no consulta libros, si hace alguna alusión lo hace de memoria,… sus
desviaciones léxicas no son equivocaciones, sino que son liberación de los
tópicos… no quiere textos “concertados” y no quiere aparecer como escritora…
Con esas características nos ofrece una imagen de escritora que adopta el
habla rústica, coloquial que ella llama “ermitaño”
Estilo
sin pretensión y lo propone a sus
hermanas porque así se igualan todas y no se distinguen las cultas de las
incultas, también así evita lenguajes afectados en los contactos con los demás.
Una vez aceptado el mandato de
escribir toma decisiones personales y gobierna su lengua y su estrategia:
confesión de su experiencia íntima y de dar lo que ha vivido a sus hermanas. Supone
un gran esfuerzo. Es una intimidad autobiográfica y modelo a seguir.
En la introducción de Fray Luis
de León a la edición de las obras de Teresa dice:
“En la alteza de las cosas que
trata y en la delicadeza y claridad con que las trata, excede a muchos
ingenios; y en la forma del decir y en la pureza y facilidad del estilo y en la gracia y buena compostura
de las palabras y en una elegancia desafectada fue deleita en extremo, dudo yo que
haya en nuestra lengua escritura que con sus libros se iguale”
Se ve la voluntad de ser ella
misma en sí, rechaza todo lo mundano, también en la escritura, que para ella
era una forma de conocimiento propio y de comunicación
Indagando en el origen de esas
características tenemos que considerar su actividad epistolar, tan activa; es
el banco de prueba de su escritura ya que en esos cientos de cartas había
rechazado las normas de la época y hasta se burla de ello.
Es imposible recoger todo el
contenido de la exposición y aún menos el regalo que nos hizo el conferenciante, empezando y
clausurando su discurso, con el canto de algunas estrofas del poema “vivo sin
vivir en mí y tan alta vida espero que muero porque no muero…”
.
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