Ramadán, un mes de misericordia
Por Amanda Figueras. Periodista, El
Cairo
Ha llegado Ramadán.
Los musulmanes dan gracias a Allah por dejarles alcanzar una vez más este
momento tan especial; porque el mes islámico de Ramadán es un mes de ayuno que
sirve para alimentar el alma, una oportunidad sin igual para experimentar su
misericordia. “¡Oh, creyentes! Se les prescribe el ayuno al igual que fue prescrito a
quienes los precedieron, para que alcancen la piedad” [2:183], dice Allah en el
Corán.
Desde el alba hasta la
puesta del sol, durante un mes, los creyentes deben abstenerse de comer, beber
y de los placeres sexuales… pese a la dificultad que entraña la gran recompensa
hace que Ramadán sea el mes preferido de muchos musulmanes. Y es queel ayuno no es en sí
mismo una finalidad, sino que es un medio por el que alcanzar múltiples
beneficios espirituales.
En Ramadán sólo deben ayunar aquellos
para quienes la abstinencia no suponga ningún daño o un esfuerzo demasiado
grande. “Dios desea facilitarles las cosas y no dificultárselas” [2:185].
Los enfermos, los ancianos, los niños, quienes se encuentren de viaje y las
mujeres embarazadas no deben cumplir con el ayuno, siendo esto una muestra más
de la misericordia de Allah.
Es precisamente
eso, misericordia,
lo que encuentran los musulmanes en Ramadán. Recuerdan que en este noveno mes del
calendario lunar, que rige el calendario islámico, el Corán fue revelado al
Profeta Muhammad. ¿Y qué mayor prueba de misericordia que la Guía para alcanzar
el éxito en esta vida y en la otra? Dice Allah en el Corán: “Tú no esperabas
que fuera a serte revelado un Libro, pero por misericordia de tu Señor [te
reveló el Corán]. No apoyes [contra los creyentes] a aquellos que se niegan a
creer” [28:86]
Los musulmanes se
esfuerzan por completar
la lectura y recitación del Corán durante este mes, siguiendo los pasos
del Profeta Muhammad, que cada noche en Ramadán se encontraba con el ángel
Gabriel para recitar lo descendido de la Revelación. Las mezquitas se llenan de
creyentes en especial durante la noche y los actos de adoración a Allah se
multiplican esperando la mayor recompensa prometida en este mes sagrado.
Ramadán es un mes en
el que se aprende paciencia y perseverancia, en el que el vínculo
directo de los musulmanes con Allah se refuerza y en el que también se
estrechan los lazos entre los creyentes. Es un tiempo para hacer balance y arrepentirse de las faltas,
mientras que los ángeles piden perdón por los ayunantes hasta que éstos
desayunan. Es un mes en el que se abren las puertas del paraíso y se cierran
las del infierno. Y por la misericordia de Allah, a quien ayuna con fe y
devoción le son perdonados todos los pecados pasados.
Además es tiempo de
limosnas, bien y caridad pues si todas las buenas obras son
recompensadas, en este mes lo son incluso más. Y porque el ayuno es de gran
ayuda para aprender a ponerse en el lugar de los desfavorecidos, de quienes
ayunan porque no tiene nada que comer.
Los musulmanes invitan
a otros a la mesa, ofrecen comida a los necesitados y en muchos lugares se
organizan desayunos colectivos. La generosidad entre los
vecinos crece.
En los países de mayoría musulmana es
habitual que a la hora de romper el ayuno haya quien en la calle reparte
dátiles y agua a los que aún van de camino a casa, para que puedan desayunar a
tiempo.
Otra muestra de la
misericordia de Allah con los creyentes en este mes es que les informó de la
Noche del Destino (Lailat ul qadr), una de las noches
de los últimos días del mes en la que rezar vale tanto como la adoración de
30.000 noches.
Ramadán tiene
abundantes bendiciones, los creyentes sienten la misericordia de
Allah para con ellos, y éstos a su vez son más misericordiosos para con sus
conciudadanos.
“Y ayunar es mejor para ustedes, si supieran” [2:184].
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