EL PAPA INVITA A MÁS DE CIEN MIL JÓVENES A CONVERTIRSE
"EN MAESTROS Y ARTESANOS DE LA CULTURA DEL ENCUENTRO"
"El cristianismo no es un conjunto de verdades que hay que creer, de
leyes que cumplir (...). El cristianismo es Cristo"
"El padre de la
mentira prefiere un pueblo dividido y peleado, a un pueblo que aprende a
trabajar juntos"
El amor sabe más de levantadas que de caídas, de reconciliación que de
prohibición, de dar nueva oportunidad que de condenar, de futuro que de pasado.
Es el amor silencioso de la mano tendida en el servicio y la entrega que no se
pavonea
(Jesús Bastante).- Ante más de cien mil jóvenes, el Papa Francisco
lo dejó claro. Y lo quiso hacer desde el principio: "Lo más esperanzador
de esta Jornada no será un documento final, una carta consensuada o un programa
a ejecutar. Lo más esperanzador de este encuentro serán vuestros
rostros y una oración".
La apertura de la JMJ de Panamá tuvo lugar en el Parque de la Cinta
Costera, en la Antigua. Junto a los dos mares que golpean este pequeño país de
Centroamérica, símbolo de lo que se puede construir juntos, pero también de la
crudeza de los lugares de paso.
Francisco llegó sonriente, rodeado de una multitud que representaba un
centenar de países de todo el mundo. La Iglesia joven, global, un
signo de esperanza en mitad de lo que algunos definirían como barca azotada por
la tempestad. No quiso Bergoglio que fuera así entre los jóvenes.
Como si fuera una estrella de rock, Francisco entró en el parque entre
gritos, música y flashes de móviles y cámaras. Varios jóvenes le esperaban a
los pies del estrado, representantes de las distintas realidades, los distintos
matices. Ni el viento -que soplaba, con fuerza- pudo con el ímpetu de
Bergoglio, que quiso entrar con los jóvenes de la mano hasta el altar.
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