RECORDAMOS CON ELLA OTRO NACIMIENTO
Seguramente habéis
oído hablar de cómo se fabrica la seda, que sólo Él pudo hacer semejante
invención. Y de cómo, de una simiente pequeña como unos granos de pimienta - yo
nunca lo he visto, lo sé sólo de oídas, por eso si en algo me equivoco, no es
mía la culpa- con el calor, al comenzar las hojas en las moreras, comienza esta
simiente a vivir.
Esta simiente está muerta, hasta que salen las hojas de la
morera, que es de lo que se alimenta. Cuando están grandes los gusanos, les
ponen unas ramillas, y con sus boquillas, van ellos mismos hilando la seda y
hacen unos capuchillos muy apretados, en donde se quedan encerrados. Y al cabo
del tiempo, este gusano que es grande y feo, sale del mismo capullo convertido
en una mariposa blanca muy graciosa.
Si esto no lo viéramos y nos lo contaran de otros tiempos
¿quién podría creerlo? ¿Y qué razones podríamos dar de una cosa tan poco
inteligente como es un gusano y una abeja para que sean tan diligentes en
trabajar en nuestro provecho y con tanta industria, y el pobre gusanillo pierda
la vida en la demanda?
¿Qué sería si supiéramos la naturaleza de todas las cosas?
Es de gran provecho meditar estas grandezas y regalarnos en
ser esposas de Rey tan sabio y poderoso.
Entonces comienza a vivir, y se va alimentando con esto y
con buenas meditaciones, hasta que crece, que es lo que viene al caso, que lo
demás poco importa ahora.
Pues cuando crece el gusano, como he dicho, comienza a
labrar la seda y a edificar la casa en la que va a morir. Esta casa, que es
Cristo, es lo que yo querría dar a entender.
En alguna parte he leído o lo he oído que nuestra vida está
escondida en Cristo o en Dios, que es lo mismo, o que nuestra vida es Cristo
(S. Pablo, Col. 3)
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