¿Qué podemos hacer?
Publicado: 1 febrero, 2016 en ACTUALIDAD
GABRIEL Mª
OTALORA, gabriel.otalora@outlook.com
BILBAO (VIZCAYA).

La frustración de no poder arreglar casi
nada nos conduce a lo fácil: “si nos ponemos a pensar en todas las desgracias
del mundo empezamos a llorar y no paramos”. Y pasamos a otra cosa. Emmanuel
Mounier decía que no basta con estar contra la injusticia sino que es preciso
hacer algo contra la injusticia. ¿Qué podemos hacer? Para que la respuesta no
sea nada, tenemos que elegir una hoja de ruta cercana, sencilla y realista:
Solucionar algo es accesible para
cualquiera de nosotros. Tenemos mucho por hacer
siempre que no pidamos resultados a corto plazo, apuntemos a problemáticas
inalcanzables o busquemos agradecimientos para calmar la vanidad o la
inmadurez.
Cerca nuestro. No hay que ir lejos para toparnos con personas en situaciones difíciles o
amargas. Baste agudizar la sensibilidad humana que todos llevamos dentro -más o
menos embarrada- para impedir que la indiferencia salga vencedora. A nuestro
lado, existen personas que nos necesitan.
Muchos pocos pueden hacer muchísimo. Ante una situación ominosa de alguien que nos es cercano, no es fácil
que seamos solución del problema. Alrededor neceistan de nuestra sonrisa, de
nuestra escucha y nuestro tiempo. Intentando comprender, perdonando… se puede
aliviar bastante dolor. Hay situaciones que tienen un curso inexorable pero
depende de nosotros el que el trago sea menos amargo. La fuerza invisible de lo
pequeño es muy grande.
¿Somos parte de las soluciones o de los
problemas? No está de más reflexionar si, a la vez
que disertamos sobre las grandes injusticias del mundo con el fatalismo de
quien no atisba soluciones, mirásemos también si somos parte directa del
problema como causantes del dolor a otros.
Nuestra actividad, en nuestro círculo de
influencia. Estamos donde la vida nos ha
puesto y ahí es donde podemos mejorar el mundo. Y no es una exageración: sí,
mejorar o empeorar el mundo de una sola persona es algo trascendental, en una
dirección o en otra.
Lo importante es la actitud, no la cantidad de cosas que se hagan. Las más de las veces, los
gestos humanizadores no son noticia en los periódicos pero supone una
experiencia transformadora para los que sienten una mano tendida cercana, que
ayudan a hacer visible el Reino.
Esperanza más allá de los
acontecimientos puntuales. Hoy no es siempre, y la
ayuda “estéril” de hoy puede ser válida mañana. Sentirte escuchado o ayudado
sin ningún interés a cambio, es gratuidad que humaniza y predispone a quien lo
experimenta para predisponer a realizarlo después con otros; y viceversa.
Rezar tiene fuerza. El creyente tiene la posibilidad de compartir con su Padre el dolor del
otro. La eficacia de la oración sólo se puede entender desde la fe… Y desde el
fruto de sus obras.
¿Y qué no debemos hacer? Minimizar nuestras posibilidades de mejorar la vida de otras personas. Pero
debemos querer. La psicología afirma que cuando no orientamos nuestro interior
hacia la solidaridad y la generosidad torpedeamos nuestro equilibrio vital y
nuestra capacidad de sentirnos alegres. Pura ciencia, puro evangelio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario