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YO SÉ QUIEN SOY....Y SÉ QUIEN QUIERO SER |
DON QUIJOTE
DE LA MANCHA:
En un
lugar de la Mancha, de
cuyo nombre no quiero acordarme...Mal cristiano eres, Sancho —dijo, oyendo esto, don
Quijote—, porque nunca olvidas la
injuria que una vez te han hecho; pues sábete que es
de pechos nobles y generosos no hacer caso de
niñerías. ¿Qué pie sacaste cojo, qué costilla
quebrada, qué cabeza rota, para
que no se te olvide aquella burla?
Advierte Sancho —respondió
don Quijote—, que
hay dos maneras de hermosura: una del alma y otra del cuerpo; la
del alma campea y se muestra en el entendimiento, en
la honestidad, en el buen proceder, en
la liberalidad y en la buena crianza, y
todas estas partes caben y pueden estar en un hombre feo, y
cuando se pone la mira en esta hermosura, y
no en la del cuerpo, suele nacer el amor con ímpetu y con ventajas. Yo, Sancho,
bien veo que no soy hermoso, pero también conozco que no soy disforme, y
bástale a un hombre de bien no ser monstruo para ser bien querido, como tenga los dotes
del alma que te he dicho.
Yo, inclinado de mi
estrella, voy por la angosta senda de
la caballería andante, por cuyo ejercicio desprecio la hacienda pero
no la honra. Mis
intenciones siempre las enderezo a
buenos fines que son de hacer bien a todos y
mal a ninguno. ¿Por
ventura es asunto vano o es tiempo mal gastado el
que se gasta en vagar por el mundo, no
buscando los regalos de él, sino las asperezas por donde lo buenos suben
al asiento de la inmortalidad?
¡Majadero! -dijo a
esta sazón don Quijote-, a los caballeros
andantes no les toca ni atañe averiguar si los afligidos, encadenados y opresos
que encuentran por los caminos van de aquella manera, o están en aquella
angustia, por sus culpas o por sus gracias; sólo
le toca ayudarles como a menesterosos, poniendo los ojos en sus pena y no en
sus bellaquerías.
Señor, las tristezas no
se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se
vuelven bestias. Que la virtud más es perseguida de los malos que amada de los
buenos.
Sábete, Sancho, que no
es un hombre más que otro si no hace más que otro. Todas estas borrascas que
nos suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de
sucedernos bien las cosas; porque no es posible que el mal ni el bien sean durables,
y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca.
Don Quijote es un ser generoso sin límites, que un
buen día decide dar su vida a los demás y luchar por todas las causas perdidas
que se encuentre.
Su mayor LOCURA está en esa generosidad extrema
que le distingue de todos los que le rodean y que le lleva a olvidar su interés
y su “hacienda” para lanzarse a “desfacer entuertos” y socorrer a los más
débiles. Él no piensa si sus aventuras le reportarán beneficios o le traerán
cuenta o no. Y es que Don Quijote jamás busca su propio provecho y rechaza la
cruda realidad que mueve a los demás. El mundo de hoy, más que
nunca, necesita caballeros andantes (mujeres y hombres) en todos los rincones
de la Tierra. “La locura” se apodera de todos.
La LOCURA
de la Paz, en lugar de la locura de la guerra.
La
LOCURA de Perdonar, en lugar de
la locura de culpar.
La LOCURA de querer
Ser Yo, en lugar de la locura de querer que seas como yo. La LOCURA de Amar, en lugar de la locura de poseer.
La LOCURA de Ser Amado, en lugar de la locura de
ser poseído.
La CORDURA de sabernos LOCOS,
en lugar de
La LOCURA de creernos
cuerdos
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