VIVIMOS UNA SITUACIÓN
EXTREMA
No he podido llegar a
Bangassou. Algunos de mis curas están bloqueados como yo. Estoy en Bangui.
Todos me aconsejaron de quedarme un poco aquí, hasta el Nuncio, hasta que en
Bangassou se tranquilizarse las cosas.
Dios sabrá por qué Él
lo quiere así. Es ya noche de Jueves Santo. Acabo de llegar del hospital
central de Bangui. Allí hay una capillita junto a la zona de los desechos, un
montón de enfermos y acompañantes en la misa del Jueves Santo.
Algunos con
enfermedades raras les hemos lavado los pies. Misa del amor fraterno. Y de la Eucaristía,
fuente del amor. Al final del rito he cogido la toalla, no solo mojada sino
llena de suciedades. La he besado porque me representaba a Cristo, Él que cargó
con todas las bajezas y enfermedades, la violencia y las yagas... El símbolo
era esa toalla antes del ofertorio.
Abbe Benjamín sigue en
Bangassou, con miedo, más de los suyos y de los musulmanes. Mons Jesús está con
otros dos. El resto se ha ido a las capillas, en zona de alto riesgo, para
limpiar pies y dar la fuerza de la eucaristía.
Mi vicario tendrá que
salir porque tiene principio de schok traumático. Ha perdido lucidez y vaga en
sus miedos. Le han salido ronchas (líquenes planos) a causa del estrés.
Llegando hace 10 días con mi Auxiliar, fuimos a ver al Nuncio, que es español.
Enseguida fue a hablar con el responsable de la Minusca en Centroáfrica.
Le contó la situación
extrema que vivimos allí, el riesgo puro de agresiones y amenazas, de parte de
nuestros hermanos musulmanes acogidos en el seminario, no obstante que les
damos agua potable, comida y luz cada día. Dijo que el desarme de los
musulmanes en el campo era inminente.
Luego él marchó
anteayer a New York y creemos que su presencia allí será hoy día más eficaz que
un posible informe encaminado por conocidos nuestros militares. Ya hablan de
relocalizar el campo. Ojalá, sería lo mejor para todos, sobre todo para los
musulmanes más vulnerables...
Mañana vuelvo al
hospital. Un calor agobiante a las 3 de la tarde, pero nos esperan para hablar
de la cruz y cantar Isaías junto a los desechos quirúrgicos de ese hospital que
es una mole con miles de gentes, entre pacientes y familiares que siempre están
allí y duermen por los suelos. Hablar y rezar la cruz donde flota un ambiente
de Calvario.
Un abrazo muy fuerte a
todos. Unión de oraciones.
Juan José Aguirre, obispo de
Bangassou
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