jueves, 30 de noviembre de 2023

El camino hacia mi corazón

Somos un grupo de adultos, que cada lunes nos reunimos para hacer oración y para compartir la lectura de libros que nos ayudan a reflexionar sobre nuestra vida y nuestro camino de fe. En esta nota, algunas personas del grupo nos comparten lo que les ha sugerido, o ayudado la lectura personal y colectiva del libro. 

Lola López-Justicia. Seguimos nuestra andadura por el camino del conocimiento y madurando nuestra fe con el grupo de las Teresianas que nos acogen; y en este último tramo hemos ido de la mano de Anselm Grün con su libro “El camino hacia mi corazón”. Y es verdad que a través de sus capítulos, historias sobre distintas religiones, muy sencillas pero llenas de sabiduría y profundidad, han llegado a mi corazón. Cada una de ellas me han hecho sentir: asombro, libertad, sencillez, conocimiento, ver con más claridad, percibir el amor de Dios, ir más al Evangelio y menos normas y preceptos… Es un libro, que en su lectura detenida y discernida, tiene mucha enseñanza y por tanto con pautas muy interesantes para acoger y vivir la Vida tal como se nos presenta y que tanto bueno nos ofrece. Para mí la pauta más importante y al mismo tiempo más costosa de llevar a cabo, pero que deseo mucho, es abandonarme a Él con total confianza de que siempre me deparará lo mejor como nuestro Padre y Madre que es. Entonces, vislumbro esa paz, equilibrio y bienestar que tanto anhelo. 

María Medina. Al terminar la lectura de este libro me viene a la mente una cita del libro de la sabiduría: La sabiduría siendo una sola, todo lo puede; sin cambiar en nada renueva el universo; y, entrando en las almas buenas de cada generación, va haciendo amigos de Dios y profetas. (Sabiduría 7,21-30). Así Dios siendo uno solo, se hace presente en este mundo por generación de generaciones y se deja encontrar porque ha puesto en el corazón de sus criaturas un anhelo que los lleva a buscar y como dice el autor del libro: El ser humano tiene en sí un barrunto, un instinto para la huella de Dios. Es el anhelo hondamente anclado en el corazón. Lo maravilloso de este libro es que a través de relatos de las grandes religiones nos pone en contacto con una serie de personajes que han vislumbrado de algún modo el misterio de Dios y, al contarlo con pequeñas historias nos ayudan a abrirnos al misterio de la vida, al origen de todo lo que ES. La pluralidad de historias narradas, muestran que todas las religiones ven solo la punta de la realidad de Dios. Y esa punta tiene aspectos muy diferentes desde todas las religiones y culturas. Nos ponen frente a grandes diferencias y grandes similitudes que nos permiten ampliar nuestra visión ante el misterio y nos abren caminos hacia una espiritualidad que pasa por el conocimiento propio y la transformación de uno mismo mediante el encuentro con Dios. Las historias tocan el corazón, llevan a la reflexión personal, a la emoción, movilizan nuestro espíritu crítico, suscitan preguntas, pero… cuando se tiene el privilegio de contar con un grupo de lectura donde se comparte, se contrasta y se escucha cómo y en qué una determinada historia ha tocado el fondo de nuestro ser… Entonces se experimenta que, la sabiduría siendo una sola (Dios de los mil nombres), entra en las almas buenas de cada generación y va haciendo amigos de Dios y profetas. 

Elena López- Marín. La lectura de este libro me ha llevado como bien dice su título hacia mi corazón. He dejado “el pensar” y me he dejado llevar por “el sentir”. Me ha llevado a soltar los falsos patrones de lo conocido, confiada de que estaba en buenas manos y conseguía una libertad, que hacía que todo fuera más fácil y más liviano. Dejando la necesidad de tener razón y ser perfecta y metiéndome en ese grado de presencia que para mí lo es Todo. 

Carmen Serrano. La lectura progresiva de cada una de las historias del libro, ha sido para mí, una bocanada de aire  fresco, en el camino hacia mí misma, hacia los otros y hacia Dios. Las experiencias de los padres del desierto, o de los musulmanes sufíes, o los sabios rabínicos, o los maestros del taoísmo o del zen, nos dejan entrever, en narraciones sencillas, a veces desconcertantes, lo que tiene de único el ser humano y lo que de verdad importa en el camino de una vida auténtica vivida en plenitud, dejando de lado ropajes añadidos, de espiritualidad mal entendida, o de comportamientos convencionales culturales que solo buscan aparentar una corrección social. Me ha llamado también la atención, el toque de humor que tienen algunas historias, y es que a veces necesitamos reírnos un poco más de nosotros mismos y de las circunstancias de la vida para sobrellevar con optimismo y esperanza la pesada carga. La presencia de Dios, la Transcendencia, entreteje la narración de cada historia del libro, experiencias espirituales que tanto ayudan al lector.

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