miércoles, 31 de julio de 2013

LA LUZ DE LA FE III

La plenitud de la fe cristiana.

EL CREO DE LA IGLESIA SEGÚN
LOS CUATRO EVANGELIOS
La fe cristiana está centrada en Cristo, es confesar que Jesús es el Señor y Dios lo ha resucitado de entre los muertos…
La Palabra que Dios nos dirige en Jesús no es una más entre otras, sino su Palabra eterna…No hay garantía más grande que Dios nos pueda dar para asegurarnos su amor, como recuerda S. Pablo (Rom 8,31-39)
La fe cristiana, es por tanto, fe en el amor pleno en su poder eficaz, en su capacidad de transformar el mundo e iluminar el tiempo. “Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en Él.” 1ª Jn 4, 16  La fe reconoce el amor de Dios manifestado en Jesús como el fundamento sobre el que se asienta la realidad y su destino último. (15)

Para la fe, Cristo no es sólo aquel en quien creemos, la manifestación máxima de lo amor de Dios, sino también aquel con quien nos unimos para poder creer. La fe no sólo mira a Jesús, sino que mira desde el punto de vista de Jesús, con sus ojos: es una participación en su modo de ver. (18)
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martes, 30 de julio de 2013

Sobre La LUZ de la FE Observaciones

En nuestro blog estamos publicando, a lo largo del verano, algunos fragmentos 


de esta encíclica y nos ha parecido interesante ofrecer este 


artículo de González Faus por si alguien desea leerlo y no lo tiene a mano



Sobre la Lumen Fidei. Primerísimas 


impresiones


J. I. González FausLo que sigue son observaciones a vuela pluma, fruto de una primera lectura rápida de la encíclica. Quede esto muy claro de entrada por si luego aparecen cosas que, en una lectura más lenta, pueden ser matizadas. El mundo mediático tiene grandes ventajas pero a veces hay que pagar ese precio de una dictadura de lo inmediato.
A pesar de las “cuatro manos” a las que el hermano Francisco se refirió humorísticamente, la encíclica me ha parecido más bien un texto casi íntegro de Ratzinger, que Francisco ha tenido la delicadeza de hacer suyo y apenas le ha añadido alguna nota, al principio y al final.

lunes, 29 de julio de 2013

LA LUZ DE LA FE II

La fe de Israel
La luz de la fe está vinculada al relato
concreto de la vida...


Para Israel, la luz de Dios brilla a través de las obras realizadas por el Señor, conmemoradas y confesadas en el culto, transmitidas de padres a hijos. Aprendemos así que la luz de la fe está vinculada al relato concreto de la vida, al recuerdo agradecido de los beneficios de Dios y al cumplimiento progresivo de sus promesas.



Por otro lado, la historia de Israel también nos permite ver como el pueblo ha caído tantas veces en la tentación de la incredulidad. Aquí, lo contrario de la fe se manifiesta como idolatría.  Mientras Moisés habla con Dios en el Sinaí, el pueblo no soporta el misterio del rostro oculto de Dios, no aguanta el tiempo de espera. La fe, por su propia naturaleza, requiere renunciar a la posesión inmediata que parece ofrecer la visión, es una invitación a abrirse a la fuente de la luz respetando el misterio propio de un rostro, que quiere revelarse personalmente  y en el momento oportuno, (12 y 13)

viernes, 26 de julio de 2013

LA LUZ DE LA FE

COMO QUIZÁ EN ESTE TIEMPO DE VACACIONES MUCHOS NO TIENEN OCASIÓN DE LEER LA ENCÍCLICA HEMOS PENSADO IR PUBLICANDO ALGUNOS PÁRRAFOS QUE ANIMEN A LEERLA LUEGO COMPLETA.

                         
                              Lo que hemos visto y oído,
                    eso transmitimos

Han visto y oído y eso transmiten
"La Luz de la Fe"

CONSTA DE UNA INTRODUCCIÓN  Y CUATRO CAPÍTULOS:
¿Una luz ilusoria?
Una luz a descubrir
 I HEMOS CREÍDO EN EL AMOR
 II SI NO CREÉIS NO COMPRENDERÉIS
III TRANSMITO LO QUE HE RECIBIDO
 IV DIOS PREPARA UNA CIUDAD PARA ELLOS

Una luz por descubrir
Es urgente recuperar el carácter luminoso propio  de la fe pues cuando su llama se apaga, todas las otras luces acaban languideciendo. Y es que la característica propia de la luz de la fe es la capacidad de iluminar toda la existencia del hombre. Porque una luz tan potente no puede provenir de nosotros mismos, ha de venir de una fuente más primordial, tiene que venir, en definitiva, de Dios. La fe nace del encuentro con el Dios vivo que nos llama y nos revela su amor. (4)

Abrahán, nuestro padre en la fe
La fe está vinculada a la escucha. Abrahán no ve a Dios pero oye su voz. De este modo la fe adquiere un carácter personal. Aquí Dios no se manifiesta como el Dios de un lugar, ni tampoco aparece vinculado a un tiempo sagrado determinado, sino como el Dios de una persona, el Dios de Abrahán, Isaac y Jacob, capaz de entrar en contacto con el hombre y establecer una alianza con él. (8)
Abrahán no ve a Dios pero oye su voz


martes, 23 de julio de 2013

LA PARADOJA DE LA FE V


 (Es imposible sintetizar en unas líneas un contenido tan rico como se encuentra en este libro de 150 páginas. Animamos a los seguidores del Blog Dari a leerlo. Lo tenemos en la biblioteca. Lo pueden pedir en préstamo. Será el último texto que publicamos de este libro)

Fe y verdad
El creyente busca y desea la verdad como cualquier persona, e incluso más porque se lo exige su misma fe. Desea que su “yo creo” sea también un “es verdad”... En modo alguno pretende situarse o ser situado lejos y al margen del hábitat común de los hombres.
La idea de Dios podría ser la más hermosa y benéfica para el mundo, pero si su afirmación no fuera verdadera seríamos unos falsificadores.


Fe y  racionalidad

“La fe, testigo digno de confianza”. Pero ¿Qué derecho tiene en último término la fe para reivindicar así su lugar en el orden de la racionalidad y de la verdad? ¿Cuál es su derecho a que  le demos crédito así como su capacidad para abrirnos a la verdad? ¿De qué derechos o de qué lugar disponemos para descubrir en la fe esta adecuación para hacer y descubrir la verdad?
¿LA FE UNA LOCURA...?
La barquichuela se enfrenta al océano

……
En nota.
Se podría preguntar si al hablar de racionalidad de la fe no estamos cayendo en una simple negación de ella. ¿No es la fe una locura para el propio San Pablo? Hay que aclararse. Es locura para la racionalidad común la que nosotros llamamos aquí racionalidad del noüs (Inteligencia, razón)). Pero esta locura (de la que S. Pablo afirma que es sabiduría de Dios, ¡lo que no está nada mal!) No es una capitulación ante toda razón (por eso hablamos aquí de racionalidad del logos) la fe no desconfía de la razón; de lo contrario, no sería un acto humano., “La fe cristiana no es un grito zafio y solitario, sino un acto concertado, una significación intencional puesta y vivida en común”… La fe no es un grito. Si la fe fuera una negación absoluta de la razón tendríamos el derecho de ser ateos. O tendríamos que caer necesariamente en el fideísmo (fe ciega), Cosa que la tradición cristiana ha rechazado siempre y con todo derecho. No olvidemos que Pedro nos exhorta – lo cual significa claramente que es posible – a “dar razón (logos) de nuestra fe a quien nos la pida” (1ª de Pedro 3, 15). Y el creyente la pide también.


Creí por eso hablé
"La paradoja de la fe" Ed. Sígueme  2013 A. Gesché  (p. 39 y 69, 70)

La luz se va haciendo
poco a poco



   






ENTRE FE Y RACIONALIDAD

miércoles, 17 de julio de 2013

DESAFÍOS ACTUALES Y LA FE IV


 Los desafíos actuales y la fe del futuro.
“La Paradoja le la fe” Pag 103, 104 ed. Sígeme A. Gesché


Nos encontramos en un giro decisivo de la historia, pues esta expresión se ha convertido en algo manoseado y banal… En cambio, el giro actual no solamente nos sorprende por lo imprevisto, sino que también nos pilla a contracorriente. De ahí nuestro desconcierto y malestar. Asistimos, en efecto, a un avance del neoliberalismo en todos los órdenes: social, político, económico y filosófico.

Comprobamos también un clima de sospecha respecto a las solidaridades, a un repliegue individual, a la renuncia a ciertos compromisos sociales y finalmente  (y sobre todo) a una sensación de cansancio, casi de nerviosismo con relación a las posturas cristianas ante los problemas del mundo, postura asumidas con tanto afecto en las últimas décadas. De ahí el desconcierto.
Sensación de cansancio...
ante los problemas del mundo

… El desconcierto procede de que parece un desmentido a las prácticas y a las teorías que parecían haber sido unas conquistas definitivas y evidentes de la fe, tanto en la perspectiva de la fidelidad al evangelio como en la de las aspiraciones del mundo…
¿Cómo reaccionar a todo esto? Yo diría, con una simple palabra-clave, que “con sangre fría”, que quiere decir casi lo mismo que con fe.
Desconcierto...

Esta misma es la reacción que hay que tener hoy: no condenar, no reprobar, no rechazar la escucha de lo que pasa hoy sino ver lo que puede tener de positivo, lo que esta nueva circunstancia puede enseñarnos a revisar y corregir, a qué nos pueden llevar las nuevas tendencias. Actuar de otra forma sería ilógico. En principio no hay ninguna razón, si queremos mantenernos fieles a la fe y a la escucha del mundo.
¿Cómo reaccionar ante todo esto?
... con fe
Estamos, pues, invitados, por el mundo y por el Espíritu de Dios, a no fallar en esta hora, la nuestra, la de hoy.
A mi juicio, ha sonado una hora decisiva. Hay que asumirla para poner a punto los valores que hemos descubierto hace tan poco tiempo y, a la vez, para abordar los nuevos que nos permitirán formar y formular nuestro proyecto cristiano cada vez mejor.

En los párrafos siguientes el autor aborda temas de sumo interés. Os deseamos que alguna vez podáis permitiros el lujo de poder leer este libro tan interesante y que nos ilumina sobre la presencia social de la fe en nuestra sociedad. 
("Paradoja de la fe" pp. 103, 104 ed. Sígeme A. Gesché)
Lo tenéis en nuestra biblioteca, así como el de "Cinco razones para creer" de Serafín Béjar,  de los cuales hemos extraído los textos publicados hasta hoy sobre la fe
 
LA HORA DECISIVA. NUESTRA HORA, HOY
 ENTENDER TEOLÓGICAMENTE LO QUE SUCEDE
a)     ruptura o fin de las ideologías
b)    crecimiento de los neoliberalismos

ENTENDER TEOLÓGICAMENTE NUESTOS ERRORES
a)     militantismo. El término “militantismo” connota cierto fanatismo y cierta sacralización de la fe…
b)    sacralización. Sacralizar es convertir una cosa que es relativa (aunque esté mandada) en algo absoluto. Es divinizar…
c)     moralización: Moralizando el problema no es como se responde a él verdaderamente; lo que se hace es expresar el resentimiento que provoca…
d)    culpabilización o dolorismo: Es esa desenfrenada atribución de la culpa que se complace en declararnos culpable más allá de toda medida. Hay que denunciar con valentía que en esta autoflagelación, que no es evangélica, se camufla un rechazo de la felicidad que resulta suicida…
e)     racionalismo: Pienso aquí en nuestra tradición católica que se ha opuesto con toda razón -esto hay que subrayarlo sin reserva- al fideísmo y al fundamentalismo. Es preciso instaurar y salvaguardar los derechos de la razón.
f)      uso de las ciencias humanas: como instrumentaos maravillosos de análisis y de descripción de los comportamientos humanos y no, como disciplinas normativas…

ENTENDER TEOLÓGICAMENTE NUESTRA RIQUEZAS

a)     no fallar a nuestra hora: … es verdad que (nuestras respuestas hoy) han de estar en constante readaptación y que siempre hay que estar ojo avizor a las cuestiones que se vayan planteando.
b)    recuperar nuestras palabras: hemos visto (cap I) que la fe escucha al mundo pero es verdad también que el mundo escucha nuestra fe. Además nuestras palabras son precisamente las de salvación, gracia, buena noticia, fraternidad, Dios etc. “La palabra urgente, ardiente, olvidada, es ésta: ‘Hombre ¡Dios es tu verdadera vida’!
“La gloria de Dios es el hombre viviente, pero la vida del hombre es ver a Dios”
……………




lunes, 15 de julio de 2013

LA PARADOJA DE LA FE III

DOS LUGARES DE LA FE. II

b) La fe, por tanto, está en su lugar propio cuando se encuentra en el lugar del hombre. 
Lugar del hombre


Pero la fe está también en el lugar humano cuando se halla en su lugar propio.

Sin lugar a dudas la fe resuena también en un lugar que le es propio, habita en las palabras que le son propias: DIOS, SALVACIÓN, GRACIA, RESURRECCIÓN, VIDA ETERNA,ALIANZA...
Existe todo un vocabulario propio de la fe, palabras que no son directamente asequibles al entendimiento humano e incluso a veces chocan con él o lo descolocan. La fe tiene su originalidad. No responde sólo a interpelaciones que se la dirigen, sino que a su vez ella interpela. Habla un lenguaje con contornos propios y que nadie más usa. Utiliza palabras que tienen su propio peso específico, diferente de las palabras señaladas más arriba y que son de uso cotidiano (fiarse, fiable, fiabilidad, fianza, confiar, confianza, confidencia, fiel, fidelidad).

La fe habla de “otro lugar”, de cosas que “el ojo no vio, ni el oído oyó, ni al hombre se le ocurrió pensar” (Primera Cor 2, 9)

¿Puede la fe hacer oír todavía, hacer resonar la buena noticia en estas condiciones? ¿Puede hablar no sólo con el mismo derecho que cualquier otro sino en virtud de que tiene algo distinto que decir, algo bueno que decir porque es obligatorio que lo diga? Sí. Y es otro aspecto de los derechos de la fe, que no niega las connivencias precedentes. Vamos a insistir ahora en ello…

...para proclamar y asegurar que el hombre viva
Vemos, pues, que no hemos de desertar de las cosas de la fe para acudir en auxilio del hombre; al contrario, tenemos que anunciar de forma humilde paro audaz, que Dios vive, para proclamar y asegurar que el hombre viva.

Con nuestras palabras, con eso que podríamos calificar como nuestra pretensión, ¿No tenemos nosotros un tesoro, una piedra preciosa que no podemos mantener temerosa y furtivamente encerrada entre nuestras manos? ¿No deberíamos exhibirla para reconstruir al hombre y reconducirlo hacia él mismo? Así pues, resonando en su lugar propio, con sus propias palabras y su propio peso, la fe resonaría en un lugar que sería al mismo tiempo el lugar del hombre. Lejos de desposeerlo, lo devolvería a sí mismo. Lejos de anunciar una coartada que lo destrone, le anunciaría un “más allá”, una palabra que viene de otra parte de “junto a Dios” (Jn. 1,1)  Pero que viene a su casa, “y que ha puesto su tienda entre nosotros” (Jn 1,14)

Que viene a su casa, y "ha puesto su tienda entre nosotros"
Esta fe ¿no contribuiría a la construcción del hombre? Sin duda alguna. Hay que afirmar con la mayor convicción que el hombre que nos escucha en nuestra inmediata modernidad acoso está más preparado y más cerca de lo que nos parce de poder entendernos. No deberíamos dejarnos dominar por el miedo propio de otras épocas. Tenemos que desprendernos de toda arrogancia, hablar con nuestra frágiles palabras.  No anunciar esta palabra de vida sería cobardía y abandono. Además existe ya un interés, se abre una expectativa: Nunca se ha hablado tanto de alteridad, nunca se ha hablado tanto de amor. Ciertamente no es algo exclusivamente nuestro; lo hacen también otros muchos. Pero los otros ¿no barruntan, no presienten secretamente que nosotros disponemos quizás de palabras divinas, y que a la vez son fraternas? Estos ya no son tiempos de desconfianzas, enfrentamientos y rechazos. Más bien son tiempos de escucha, de preguntas, respetando lo que es propio de cada uno.




lunes, 8 de julio de 2013

LA PARADOJA DE LA FE II

DOS LUGARES DE LA FE 

a)      En primer lugar, la fe resuena en el lugar de los otros, aunque es también el suyo propio.
La fe es un acto humano, configurador del ser humano en sí mismo, en su misma estructura constitutiva. No se trata de una superestructura,  de algo impuesto que venga a establecer una fractura en nuestra humanidad. La fe, el creer (tomamos estas palabras sin darles de inmediato una orientación o un contenido religiosos) es un comportamiento plenamente humano. Nada hay más falso que pensar que “creer”  no es una dimensión del hombre lo mismo que tantas otras, como conocer, amar, pensar, saber, jugar, etc.

LA BOLSA, LUGAR DE "LOS OTROS"?
CUEVAS DE GUADIX, GRANADA. Su lugar propio?
         











Confiar es salir de nosotros mismos y ponernos en manos de otro porque  es digno de fe; es admitir algo porque otro me lo hace admisible, tan admisible como si yo me hubiera podido convencer a mí mismo. En la fe existe un descentramiento de uno mismo, un “di-mitir” de uno mismo para “re-mitir” a  otro,  “ad-mitir” aquello que yo recibo de él (y que no tiene nada que ver un “so-meterse” a él). La fe es, por consiguiente un acto perfectamente humano, que construye al hombre. Un hombre que no es capaz de creer es un hombre destruido, deshecho en todos los sentidos de la palabra. Creer es salir de sí para ser mejor uno mismo.

En esta línea la fe religiosa no constituye pues por sí misma una alienación absoluta que venga a estrangular al hombre, ni por detrás ni por encima, contra la lógica de su ser. Sea cual fuere el contenido de la fe religiosa, ésta se inscribe en el entramado de la constitución humana.
¿Será entonces presuntuoso pensar y decir bien alto, que la fe religiosa viene a ofrecer al hombre un despliegue último de sí mismo, una consumación constitutiva de su ser, ofreciéndole una superación, abriéndole a algo que lo trasciende y lo conduce hacia más arriba, o hacia algo más grande, que lo realiza más plenamente?


SE TRATA DE UN HOMBRE ENTRADO
TOTALMENTE
 
TOMÓ PARTIDO POR EL HOMBRE
Y ENTREGADO A DIOS.
Nada nos resulta tan difícil que
entregarnos por completo
a dos realidades diferentes















Pero hemos de preguntarnos si la validez de ese contenido no está ya como probada, en todo caso anunciada por el hecho de que uno de los testigos de ese contenido es un hombre eminentemente digno de fe, Jesús de Nazaret. Mi razón fundamental  para creer no la encuentro en los razonamientos, por mucho apoyo que proporcionen sino en el Señor. He aquí, en efecto, un hombre humanamente digno de fe.

Lo que le hace más digno de fe es que se trata de un hombre entregado totalmente a los otros plenamente fraternal, abrazando de la manera más completa del mundo la causa y las causas del hombre.                
Tomó partido por el hombre hasta el punto de morir por él; luchó, plenamente humano y fraternal, por el hombre de su tiempo. Y este hombre, entregado a los hombres, es así mismo y sin oposición o sacrificio del uno al otro, un hombre entrado a Dios, plenamente filial. Plenamente fraterno y plenamente religioso. Esto es lo que resulta todavía más sorprendente. Porque nada nos resulta más difícil que entregarnos a la vez y por completo a dos realidades diferentes.  p. 22-28






lunes, 1 de julio de 2013

LA PARADOJA DE LA FE I

Adolphe Gesché
Ed. Sígueme 2013

En un contexto en el que la religión se ve encerrada en los límites de la razón natural y relegada a la esfera de lo privado, Gesché comprende la pertinencia de afirmar públicamente los derechos de la fe y de proponer un "exceso" para pensar al hombre allí donde se ha declarado "la muerte de Dios" y comienza a escucharse la "muerte del hombre" La fe, haciendo oír su voz en la ciudad de los hombres, su lugar propio, propone a Dios para pensar al hombre.


EL LUGAR DE LA FE

LA FE ESCUCHA AL MUNDO
El Evangelio es, como indica la misma palabra y todos sabemos, una “buena noticia”. Y lo propio de una noticia, de un anuncio, es que resuene, que se escuche. Una noticia es algo “para ser oído”. Necesita, por tanto, un lugar o lugares donde pueda re-sonar. Por eso aquí vamos a hablar no tanto del contenido de la fe sino del lugar y de las condiciones en las que junto a otras instancias del ser humano, esa buena noticia tiene el derecho y la suerte, el deber y la autorización para hacerse reconocer, para hacerse escuchar sin complejos.

“La fe escucha al mundo”, se ha dicho de forma muy acertada. Pero ¿no es hora ya de que también “el mundo pueda escuchar a la fe”, de que el mundo pueda esperar algo de parte de la fe?