DOS LUGARES DE LA FE. II
b) La fe, por tanto, está en su
lugar propio cuando se encuentra en el lugar del hombre.
![]() |
Lugar del hombre |
Pero la fe está
también en el lugar humano cuando se halla en
su lugar propio.
Sin lugar a dudas la fe resuena
también en un lugar que le es propio, habita en las palabras que le son
propias: DIOS, SALVACIÓN, GRACIA, RESURRECCIÓN, VIDA ETERNA,ALIANZA...
Existe todo un vocabulario propio de la fe, palabras que no son directamente
asequibles al entendimiento humano e incluso a veces chocan con él o lo
descolocan. La fe tiene su originalidad. No responde sólo a interpelaciones que
se la dirigen, sino que a su vez ella interpela. Habla un lenguaje con
contornos propios y que nadie más usa. Utiliza palabras que tienen su propio
peso específico, diferente de las palabras señaladas más arriba y que son de
uso cotidiano (fiarse, fiable, fiabilidad, fianza, confiar, confianza,
confidencia, fiel, fidelidad).
La fe habla de “otro lugar”, de cosas que “el ojo no vio, ni el oído oyó, ni al hombre se le ocurrió pensar” (Primera Cor 2, 9)
La fe habla de “otro lugar”, de cosas que “el ojo no vio, ni el oído oyó, ni al hombre se le ocurrió pensar” (Primera Cor 2, 9)
¿Puede la fe hacer oír todavía,
hacer resonar la buena noticia en estas condiciones? ¿Puede hablar no sólo con
el mismo derecho que cualquier otro sino en virtud de que tiene algo distinto
que decir, algo bueno que decir porque es obligatorio que lo diga? Sí. Y es
otro aspecto de los derechos de la fe, que no niega las connivencias
precedentes. Vamos a insistir ahora en ello…
![]() |
...para proclamar y asegurar que el hombre viva |
Con nuestras palabras, con eso
que podríamos calificar como nuestra pretensión, ¿No tenemos nosotros un
tesoro, una piedra preciosa que no podemos mantener temerosa y furtivamente
encerrada entre nuestras manos? ¿No deberíamos exhibirla para reconstruir al
hombre y reconducirlo hacia él mismo? Así pues, resonando en su lugar propio,
con sus propias palabras y su propio peso, la fe resonaría en un lugar que
sería al mismo tiempo el lugar del hombre. Lejos de desposeerlo, lo devolvería
a sí mismo. Lejos de anunciar una coartada que lo destrone, le anunciaría un
“más allá”, una palabra que viene de otra parte de “junto a Dios” (Jn. 1,1) Pero que viene a su casa, “y que ha puesto su
tienda entre nosotros” (Jn 1,14)
![]() |
Que viene a su casa, y "ha puesto su tienda entre nosotros" |
No hay comentarios:
Publicar un comentario