S. Béjar
Imaginar el instante
en que el ser humano descubre el fuego es impresionante: ¡una auténtica
revolución! Ahora se puede calentar en invierno y cocinar los alimentos. Pero
sobre todo, ya puede exorcizar las sombras terribles de la noche. La luz nace
como símbolo de salvación.
La luz que alumbra
(porque disipa la tiniebla) y que denuncia (porque desvela la fealdad). La luz
sin la cual no puede haber vida (sin los rayos del sol, lo vivo languidece). La
luz que es amor expansivo (más que conocimiento), ya que exorciza la
incertidumbre ante el futuro.
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