MÁSCARAS
Antes de Cuaresma, carnaval… tiempo
de caretas, de disfraces, de ficción… La verdad es que lo de menos son estos
pocos días de mascarada oficial. A veces me turba pensar que siempre
hay que andar con máscaras puestas; yo y todos. Que debajo de la aparente seguridad late un rostro
temeroso. Que tras el semblante risueño hay una mueca de dolor. O que tras la
cara compasiva puede haber un gesto de desprecio. Quiero aprender a ver los
rostros humanos, quiero no tener miedo de dejarme ver. Ahora, cuando se apaguen
los ecos del carnaval, es tiempo de quitar maquillajes.
Estas semanas pasamos del
carnaval a la ceniza. Un curioso itinerario. Una de esas expresiones
colectivas, donde la tradición, la cultura, la historia y la fe se combinan
para reflejar con asombrosa claridad uno de nuestros contrastes profundos. Así
somos, a veces escondidos tras máscaras, o envueltos en plumajes
brillantes. Y otras veces necesitados de dejar a un lado las capas y
envoltorios para mirarnos desde nuestra autenticidad profunda y frágil a un
tiempo.
Publicado en CJ Joven
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