El Centro Cultural Dari se une al sentir de tantas personas que lloran la partida del Papa Francisco y agradece su Pontificado que ha traído apertura, cercanía, humanidad y esperanza a la Iglesia y al mundo.
Hoy al escribir unas líneas sobre el Papa Francisco me surge en primer lugar: FIDELIDAD.
Desde mi simple mirada, he visto en su persona, sus palabras y gestos a un hombre fiel a su ser profundo, al tiempo que no disimulaba sus propias debilidades.
Con esos dos aspectos puramente humanos, Dios le dio la Gracia y la Autoridad para hacer avanzar la barca de Pedro, por
mares y circunstancias que a muchos nos parecían amenazantes.
Su fidelidad profunda al Evangelio, a la
tradición de la Iglesia en lo que es esencial, su fidelidad al pueblo de toda
cultura y a la humanidad entera, ha ido como atenuando las cicatrices que las
interferencias de la historia fueron
desfigurando el rostro de la Iglesia
Su sabiduría y misericordia bebidas en
las fuentes más limpias, lo llevaron a estar cerca de los pobres, de los desplazados, de los marginados… y también se acercó a los poderosos
con el mismo mensaje de paz y justicia del propio Jesús.
¿Qué no le hicieron caso?
Siguió fiel a su misión, con bondad, con firmeza y con
dedicación constante.
Dos de sus grandes impulsos: la Iglesia
sinodal y el Jubileo de la Esperanza, que nos han abierto un camino apasionante: Caminar juntos e iguales y acogernos siempre
al perdón que Dios ofrece sin descanso. Nos ha mostrado así al Dios
de la Misericordia y del abrazo en el encuentro tan deseado.
Elena Cenit
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