Los judíos entonces, como era el día de la
Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque
aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las
piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al
primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús,
viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los
soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.
El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice
verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la
Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice:
«Mirarán al que atravesaron.»
¿Dónde está el infierno? El infierno se encuentra en
cualquier lugar donde se desacraliza a la persona humana. ¿Qué significa
desacralizar a la persona humana? Significa hacer de la persona un objeto, una
cosa. Allí donde la persona humana deja de ser un fin y se convierte en un
medio de uso y de abuso, ¡allí está el infierno!