Solidaridad entre mujeres
Una
mujer se sentó a mi lado en el autobús. Tenía ganas de hablar y la escuché.
Pronto la llamaron al móvil, era otra mujer que parecía tener un problema. Ella
la escuchaba y repetía, “Es que eso no puede ser”, “mi hija usted no debe aguantar más”… Y se iba
enfureciendo según la escuchaba. Cuando colgó me contó, que la señora donde
trabajaba su compañera, le ha dicho que en su casa no debía tomarse tiempo para
el desayuno. No estaba en el contrato. Seguimos charlando y en el corto tiempo
que duró nuestro trayecto sentí que, aunque me faltaban datos para juzgar el
hecho, algo debería cambiar en esa relación laboral y entre mujeres.
Me
quedé pensando y busqué información al llegar a casa ¿Cuántas mujeres trabajan
en España como “empleadas del hogar”. Pues unas 700.000 mujeres y algunos
hombres. Sé que de este colectivo la mayoría son migrantes, allí dejan a sus
propios hijos o padres ancianos al cuidado de otros miembros de la familia y buscan
un trabajo ocupándose de los “cuidados”
que otras mujeres no pueden realizar porque trabajan fuera de casa.. En sus
manos dejan los cuidados de los niños o ancianos, enfermos; limpian, y algunas se quedan internas. Se hacen
imprescindibles, de hecho, en tiempo de pandemia muchas siguieron trabajando.
Sin
embargo, a nivel de derechos, muchas de estas mujeres son invisibles e
infravaloradas. Si no tienen papeles, su sueldo queda a criterio de la
empleadora y también el horario, permisos, bajas por enfermedad, etc.
¿Quién
vela por los derechos humanos de estas trabajadoras? Sé que hay algunas ONGs
que se ocupan de ayudarles, pero mi llamada hoy va dirigida a las mujeres
empleadoras, entre las cuales me encuentro, siento que deberíamos ser las
primeras defensoras de sus derechos. Empecemos por revisar el salario ¿se ajusta
a lo establecido?. Revisemos también horas de trabajo, días de descanso, ayudas
para orientarlas en su regularización en el país…
Pero
junto a esto, que no es poco, yo me atrevo a pedir “Solidaridad de mujer a
mujer”. Si ellas se ocupan de los cuidados de los nuestros, cuidémoslas a
ellas, ofrezcámosle: respeto, buen trato, agradecimiento, favorezcamos que se
sientan valoradas en lo que hacen, preguntémosle por su familia que ha quedado
tan lejos. La acogida, el afecto hace mucho bien, aumenta la autoestima y hasta
el rendimiento en el trabajo. La solidaridad entre mujeres hace la vida más
humana y, estoy segura de que todos y todas salimos ganando.
María Medina
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